Tensegridad, Fisioterapia y Método CNV de José Luis Godoy Muelas.

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En los últimos años se ha utilizado el concepto de tensegridad para referirse al cuerpo humano. 

Este concepto viene de la arquitectura y se refiere a dichas estructuras que no siguen las leyes newtonianas.

El concepto de tensegridad fue acuñado por el arquitecto Richard Buckminster Fuller (1895 – 1983). R. B. Fuller empezó a reflexionar sobre la consistencia de tensión y compresión desarrollando finalmente el concepto de tensegridad. 

Para entender mejor este concepto podemos leer dos definiciones diferentes:

R. B. Fuller: “La tensegridad es un sistema estructural constituido por elementos de compresión discontinuos conectados por elementos de tensión continuos. Debido a la forma en que se distribuyen las fuerzas tensionales y de compresión en su interior constituye una estructura estable que es capaz de reaccionar e interactuar de manera dinámica.”

V. G. Jauregui: “La tensegridad es un principio estructural basado en el empleo de componentes aislados comprimidos que se encuentran dentro de una red tensada continua, de tal modo que los elementos comprimidos (general- mente barras) no se tocan entre sí y están unidos únicamente por medio de componentes traccionados (generalmente cables), que son los que delimitan espacialmente dicho sistema”.

Leyendo ambas definiciones podemos entender lo útil que es esta visión para explicar la estructura corporal porque da una explicación de la homeostasis, no solo del sistema neuromotor sino de todos los sistemas que conforman el cuerpo humano. 

Como característica principales de la tensegridad referida al cuerpo humano podemos destacar:

  • Es integral. Cualquier fuerza externa se transmite a todos los elementos del cuerpo humano sano lo que hace que se deforme de manera simétrica y global en lugar de colapsarse en una parte, redistribuyendo así las fuerzas entre todos los elementos y logrando una nueva forma en equilibrio. Un ejemplo de esto es la típica imagen de una pierna de un futbolista que se dobla en un impacto de una manera clara viendo cómo la tibia y el peroné son flexibles y recupera su forma después del impacto sin lesión alguna. Esto quiere decir que el cuerpo humano tiene la cualidad de autotensión que tiene todo sistema de tensegridad. Por eso si hay alguna rigidez, fibrosis o adherencia por el motivo que sea puede producirse una rotura, ya que estos sucesos alteran la tensegridad natural del cuerpo humano. 
  • Existe tensión continua y comprensión discontinua, es decir, los componentes comprimidos están aislados entre sí, mientras que los que están sometidos a tracción crean un continuo de tensión. Esto se ha comprobado en las disecciones al observar como todo el tejido blando es continuo formando un tejido entrelazado dejando aislados entre sí o “flotando” a los huesos. 
  • El cuerpo humano tiene capacidad de equilibrio y es estable por sí mismo. Un cuerpo humano sano es capaz de recuperar su posición inicial después de que una fuerza externa le haya alejado de ella y esta capacidad de equilibrio no depende de fuerzas externas, ni de anclajes externos, ni de la fuerza de gravedad. 

Así pues tiene sentido pensar que esta nueva visión del cuerpo humano desde el punto de vista del concepto de tensegridad explica mejor el comportamiento de nuestro organismo. 

El cuerpo humano es una unidad holística. Tiene la capacidad no solo de distribuir fuerzas en todas direcciones (de ahí que haya diferentes escuelas de fisioterapia que intentan explicar la biomecánica a través del estudio de las cadenas miofasciales/musculares), sino que tiene capacidad de reequilibrio (físico, químico, energético y emocional). Esto nos muestra que cualquier cambio en una zona podrá provocar cambios en otras, no solo adyacentes sino también a distancia. 

Si vemos el cuerpo humano como una unidad holística podemos decir que la capacidad de tensegridad es lo que ayuda a mantener la homeostasis de los sistemas principales: sistema neuromotor, sistema inmunitario y sistema hormonal.

Cualquier distorsión de la información en el organismo (cicatriz, foco, fibrosis, enfermedades crónicas…) alterará la tensegridad provocando una alteración en la transmisión de la información a través de los tejidos y por lo tanto la respuesta que emitirá será adecuada a esa distorsión en la tensegridad. 

Los fisioterapeutas llevamos años ejerciendo sin entender por qué damos estímulos a ciertos pacientes aplicando una técnica de fisioterapia que “suele funcionar” para la patología que tiene y éste no responde como esperamos, no mejora. Es decir, no nos han enseñado a valorar cómo el paciente recibe la información ni cómo valorar su respuesta. No nos han enseñado a entender la tenseguidad del cuerpo humano. 

Pongamos que tenemos dos pacientes con un esguince en el tobillo derecho. Los dos tienen la misma edad, el mismo peso, la misma altura, la misma dieta y practican el mismo deporte. Los dos tienen la misma historia clínica a excepción de que uno de ellos tiene una intervención quirúrgica en la cadera derecha y el otro no. Lo que es evidente es que el paciente con la operación de la cadera ya tiene adaptaciones en su tensegridad debido a esa operación. Por lo tanto, ¿el mecanismo de lesión habrá sido el mismo en ambos pacientes? ¿Se les podrá aplicar el mismo protocolo fisioterápico para tratar el esguince? ¿Reaccionaran igual a dicho tratamiento? Seguramente todas las respuestas sean NO. 

Afortunadamente contamos con un método que nos ayuda a planificar tratamientos específicos para cada paciente. Gracias al método de CNV desarrollado por José Luis Godoy Muelas y su equipo (Phisico) podemos diseñar un tratamiento distinto para cada paciente adecuado a cómo se encuentre su tensegridad. Podremos localizar y recuperar las estructuras afectadas en la patología del paciente en una primera fase y si es necesario, mejorar e implementar en una segunda fase recuperando así la tensegridad y por lo tanto mejorando la transmisión de la información, es decir, mejorando también la respuesta del cuerpo.

A través del test del láser (desarrollado por José Luis Godoy Muelas) podemos observar las respuestas que muestra el cuerpo al caminar cuando recibe un estímulo, pudiendo interpretarse como normal (sin tensión, ni gasto), tensión (gasto al recibir el estímulo), mucha tensión, o bloqueo en la respuesta. Además podemos valorar, evaluar y correlacionar distintas zonas del cuerpo y distintos estímulos. También nos sirve para observar y valorar las respuestas de los pacientes consiguiendo así diseñar un protocolo de actuación individualizado con unos resultados sorprendentes. 

Gracias a la kinesiología (ciencia que estudia el movimiento) y a la CNV (comunicación no verbal) observamos cómo al dar un estímulo al cuerpo el sistema neuromotor reacciona. Este método abre una nueva visión no solo para la fisioterapia, ya que puede aplicarse a cualquier disciplina (entrenadores personales, quiromasajistas, podólogos, foniatras, psicólogos…). 

Si quieres saber más sobre este método pincha aquí.